Es curioso que el discurso entredicho, contradicho, balbucido en soledad no fructifique a pesar de quedar inscrito en el espacio virtual de esta comunicación precariamente necesaria. Es curioso contemplar a los arqueólogos excavando substatos de tierra para dar con quienes, como nosotros hoy, también vivieron a ras de suelo.
Sumergirse en el silencio como en la muerte por escapar del eterno acumular justificaciones y argumentos para instalar una importancia sólo arbitrariamente inteligible, apagar este eterno juego de lamentaciones por alcanzar la perfección sin mácula de lo mineral, de lo inorgánico. Ser, pero como la piedra que no tiene conciencia, ahí anclada a su pedazo de suelo también muerto.
sábado, septiembre 09, 2006
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